C ualquier restaurante que se preste en querer dar el mejor servicio a sus comensales sabe que el proceso de comunicar las comandas tomadas en la mesa por parte del camarero suele ser el momento crucial para que no ocurran incidencias, problemas o dificultades. Una vez realizada esta tarea, es de vital importancia que la información obtenida por el camarero llegue de forma correcta a la cocina y es en este preciso instante, cuando se suele escuchar el clásico, ¡Oído cocina! , que no tan solo significa que a quien se le ha pedido algo, lo ha escuchado y comprendido correctamente, sino que, también, la comanda realizada ha llegado a la zona de preparación, con las modificaciones o variantes que se han ido pidiendo por parte de los comensales y que ha llegado sin ningún tipo de error. Pero todos sabemos que no suele suceder así, pues aparece una de las mayores dificultades que tienen en su día a día los restaurantes, que es, nada menos, que el método que utilizan para transmitir la infor
L a dinámica cambiante del sector de la restauración está marcada por tendencias que van más allá de ofrecer un plato o un servicio. Estas tendencias están afectando la manera en que los restaurantes operan e interactúan con sus clientes y la “Tecnología Inmersiva” se posiciona fuertemente dentro de las nuevas tendencias hosteleras, pues se está convirtiendo en una de las mejores formas de atraer clientes y comensales a los restaurantes y sin duda, es una tendencia que está en auge. Disfrutar de una experiencia mientras se esté en el restaurante, permite ofrecer a los comensales un momento único. Con este tipo de acciones lo que se consigue es quedar en la memoria de la gente que haya acudido al local, repercutiendo de forma directa en un incremento de la notoriedad de la marca, cuya experiencia, posiblemente será compartida posteriormente a través de las redes sociales. Ofrecer “Tecnología Inmersiva” no tan solo se consigue dándole el valor diferencial al comensal a la hora de consu